Columna: Candelaria Ochoa y cómo lucrar con lo público

Por Sergio Vera.

Debo decir que estoy, por lo menos, impresionado. Los políticos son cínicos por naturaleza, sin duda, pero hay quienes están alcanzando niveles que ya rayan en lo criminal.

Quiero dedicar estas palabras al caso de Candelaria Ochoa. Soy sincero: hubo un momento en el que le creí. En verdad le compré la idea de la honestidad, la austeridad, del compromiso con lo público.

¿Qué pasó después? Todo se torció poco a poco. Una vez que llegó a Morena, después de estar en Movimiento Ciudadano, una de sus primeras acciones fue dar un respaldo absoluto a Carlos Lomelí. Y créanme: nadie que respalde a un delincuente comprobado puede dárselas de honesto, ni siquiera si eres Candelaria Ochoa.

Pero la cosa no termina ahí. Hace unos días dimos a conocer que la morenista se lleva 140 mil pesos mensuales entre sus dos trabajos: regidora en el Ayuntamiento de Guadalajara por Morena y académica en la Universidad de Guadalajara. Dos sueldos públicos simultáneos, pagados con los impuestos, para una misma persona. No te acabes, presupuesto.

Eso ni siquiera es lo más preocupante. Candelaria Ochoa presumió que se reunió con colectivos de familiares de desaparecidos para encontrar las soluciones que no les estaban dando. ¿Saben cuál fue la solución? Ninguna. En una respuesta a una solicitud de información, la oficina de la regidora contestó que solamente se dijo que el tesorero tapatío no había asignado suficientes recursos para el tema. Pura baba de perico.

Diría que todo queda en su conciencia, pero a estas alturas queda claro que no tiene. Solamente queda esperar que esto no se olvide y que pronto podamos ver a Candelaria fuera de puestos públicos, donde no pueda engañar a nadie.